23 de noviembre de 2011

¿Con IVA o con IVA?


En los últimos meses, sólo se viene hablando en nuestra querida España acerca de las medidas para salir de la crisis. Son ineludibles las palabras: recortes, ajustes y racionalización del gasto. Parece incuestionable que la única solución pasa por apretarnos el cinturón si queremos mantener un mínimo del estado de bienestar. Por otra parte, este “tsunami” financiero se va a llevar puestas muchas estructuras ineficientes y redundandentes, va a reducir el dispendio reinante y nos va a obligar a centrarnos en lo verdaderamente importante: los servicios básicos, la sostenibilidad de las pensiones y la creación de empleo. Tanto el problema como la solución son en gran parte responsabilidades del gobierno de la nación.

Sin embargo, la cuestión no debería quedar aquí para los ciudadanos de a pie. En mi opinión todos tenemos una parte de responsabilidad en la situación actual y deberíamos reflexionar sobre muchas de las prácticas poco éticas, aunque muy lucrativas, que por resquicios legales o por falta de control efectivo se nos permite realizar. Me refiero a las trampas y “triquiñuelas” que, por acción u omisión, son muy habituales y de todos conocidas. ¿Nunca ha pagado, o le han ofrecido pagar, una factura sin IVA? ¿Le han obligado a pagar “solo en metálico” en alguna consulta del dentista? ¿No conoce a nadie que no declara los ingresos por alquiler de un piso?¿Y qué me dice de escriturar “un poquito” por debajo del precio convenido?.
Es verdad que podemos tratar de justificar estas trampas con razonamientos como: ¡bastantes impuestos pagamos!, ¡total.....para que se lo queden otros!, o ¡no quiero que mi dinero vaya a la Iglesia, o….a las fuerzas armadas, o….al cine español, o….a los banqueros!. Al final todos sabemos que no se trata de otra cosa que de hacer prevalecer nuestro interés personal a costa del general, de ser más "listo" que nadie y de enriquecerse un poco más.
Pues bien, yo planteo que, independientemente de lo que haga el nuevo gobierno, ha llegado el momento de que estas prácticas acaben, que se persigan de forma rigurosa (lo cual, por otra parte, no es nada difícil) y de que socialmente sean desechadas de nuestro patrimonio cultural. La próxima vez que le pregunten ¿con IVA o sin IVA?, vaya a otra empresa o autónomo, exija siempre una factura válida y, por favor, ni se plantee ocultar “esas pequeñas cosas” en su declaración anual de la renta. Le aseguro que se sentirá mejor, tendrá mucha más fuerza moral para hacer que los demás cumplan las reglas y podremos exigir de verdad a nuestros políticos que hagan su parte. A propósito, si todos hacemos eso no deberemos preocuparnos de la crisis nunca más.

Imagen: © Suto Norbert | Dreamstime.com

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